27 de octubre de 2021
CARRO QUEMADO TIENE A LA GOLEADORA DEL FUTBOL FEMENINO DE LA LIGA CULTURAL
Tímida, como midiendo sus pasos, Ana asiste a la cita acompañada por su madre y un amigo. Saluda con el puño, esboza una sonrisa medida cuando le dicen «goleadora» y se sonroja cuando llega el momento de hacer las fotos.
Visita casi diariamente la cancha de «El Vasco» de Toay para jugar unos turnos, pero esta vez le cuesta dar el paso hacia el rectángulo de tierra. Una pelota anaranjada, de medio pique y que evidencia los miles y miles de patadas sufridas, la afloja un poco. La pisa, la pasa de un pie al otro y la lleva hasta uno de los arcos.
Ya sonríe; habla en un tono de voz más alto y se anima a contar algunas cosas de su vida. La pelota es su aliada; el fútbol es su mundo.
Apasionada.
Ana Islas vive en Toay, tiene 28 años y es una de las grandes figuras del Torneo Desarrollo 2021 de fútbol femenino, el primero en la historia que se juega bajo la órbita de la Liga Cultural. Defendiendo los colores del Deportivo Carro Quemado, la delantera suma nueve goles en siete fechas y es la máxima artillera del certamen, en el que su equipo marcha como uno de los escoltas del líder All Boys.
La felicidad por su gran presente le permite repasar su pasado con una sonrisa y con el orgullo de saber que cada lucha está siendo recompensada. «Estoy súper emocionada al ver que el fútbol femenino está creciendo y que se puede jugar libremente como siempre soñamos», destaca Ana, quien más allá de su juventud sufrió en carne propia las dificultades que en otros tiempos padecieron las mujeres en el mundo del fútbol.
«Desde que tengo 4 o 5 años empecé a patear la pelota con mis tres hermanos mayores y jugué toda la vida. En la escuela primaria yo era la que llevaba la pelota para jugar con los varones. Y en el barrio también; eran muy pocas las chicas que jugaban», remarca la actual goleadora culturalista.
«Desde chiquita el fútbol me volvió loca, pero como jugaba con los varones al principio mis viejos no me dejaban porque tenían miedo que me golpearan. Pero de tanto insistir, de a poco mi vieja me fue ayudando y acompañando y terminé haciendo lo que siempre me gustó», relata. «Me formé en el barrio con los hombres y recién de grande empecé a jugar en equipos de mujeres», agrega.
Largo recorrido.
En Las Botineras de Toay, Ana Islas encontró su primer espacio totalmente femenino para desarrollar su pasión. «Siempre jugué de delantera, pero me faltaba pensar más en el arco. Y cuando llegué al equipo, Raúl Guenchual (el DT) me hizo trabajar en eso y empecé a hacer goles», cuenta.
Con Las Botineras jugó torneos barriales y encuentros en toda La Pampa, hasta que llegó el debut en la Liga Provincial de fútbol 9 que organiza la Subsecretaría de Deportes. En el mismo certamen vistió luego los colores de El Podio de Anguil, de Matadero y finalmente recaló en Carro Quemado.
«La primera vez que jugué fútbol 11 fue para Arizona de San Luis, en un torneo que se jugó hace unos años en el estadio La Pedrera (Villa Mercedes). Fue una experiencia espectacular, nunca me voy a olvidar», destaca sobre sus inicios en una «cancha grande» como las que transita hoy haciendo goles en el campeonato culturalista.
«Este año comenzaba el torneo la Liga Cultural y arranqué en Carro Quemado, por lo que agradezco al club, al equipo y a la gente por la oportunidad y el lugar que me dieron», señala sobre su presente.
De la escuela a la cancha.
«Lo ideal sería vivir de esto, pero a mi edad ya no se puede», se lamenta Islas cuando habla de su día a día, luchando para conseguir el mango que cualquier apasionada por el fútbol hubiera soñado con juntar siendo una profesional de la pelota.
«Tuve una oportunidad cuando era chica de ir a probarme a San Lorenzo y a Boca, pero era muy difícil ir a Buenos Aires para mí y para mi familia», relata la goleadora, al tiempo que reconoce que hoy se están abriendo muchas puertas y algunas posibilidades laborales con el crecimiento del fútbol femenino: «Puede ser que en el futuro pueda trabajar en un equipo; sería lindo. Lo bueno es que hay cada vez más lugares».
En una actividad totalmente amateur como el fútbol femenino en La Pampa, la goleadora de la Liga Cultural entrena sola en Toay -saliendo a correr y jugando «uno o dos turnos» de fútbol 5 en la semana- y viaja los días de los partidos a Carro Quemado o a los lugares donde esté programada la fecha. «La gente de Carro me paga los viajes», dice con tono aclarador como para destacar su única pizca de «profesionalismo».
Ana es maestra jardinera y, aunque hoy no tiene un empleo estable como para desarrollar su profesión, trabaja como asistente idónea de una niña con discapacidad en una escuela toayense. Y como lo hace desde chiquita en el seno de un hogar humilde, cada día le da una mano a su mamá Liliana haciendo diferentes trabajos para mantener a la familia y la casa que actualmente comparten con Carina, su hermana mayor.
«A la mañana trabajo y a la tarde soy futbolista», advierte la delantera, que prefiere no hablar de su vida privada y sí hacer eje en su condición de futbolista. «Soy muy creyente y siempre agradezco a Dios que me haya dado la oportunidad de jugar. El fútbol para mí es un cable a tierra; entro a una cancha y me olvido de todos los problemas», cierra Ana, que cada fin de semana se pone el traje de goleadora para alimentar sueños; los personales y los de todo un pueblo.
Nueve goles en siete partidos.
En las siete fechas que lleva el Torneo Desarrollo 2021 de fútbol femenino, Ana Islas le marcó nueve goles a seis equipos diferentes. Festejó ante All Boys en la primera fecha, luego por duplicado ante El Elyon y Mac Allister, uno más a Guardia del Monte, dos a Sarmiento y el último fin de semana anotó uno ante Santa Rosa. A dos fechas del final, Carro Quemado está segundo con 14 unidades y en zona de clasificación a las instancias finales. «Es muy lindo hacer goles, pero lo que más me importa es que el equipo gane porque es un trabajo en conjunto desde que sale la pelota del arco hasta que llega al otro», aclara la artillera.
LA ARENA
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