26 de abril de 2020
Arbol Solo: Recorre mas de 250km para entregar las tareas, alimentos y computadoras a sus alumnos

Cada quince días, Ricardo Periga, director de la escuela rural N° 48 de Árbol Solo, se sube a la Ford-100 para recorrer más de 250 kilómetros en un trayecto que le demanda 7 horas por el monte bajo de La Pampa, para entregar tareas, computadoras y alimentos a sus estudiantes que, por la pandemia de coronavirus, quedan incluso más alejados de sus clases.
Ricardo Periga es director de una de esas escuelas, que a causa de la pandemia, también está cerrada; y es por eso que, para asistir a sus siete alumnos con materiales didácticos, pero también un bolsón de alimento que puede esconder los chocolates y las computadora que suelen usar, para seguir conectados de alguna manera.
La tranquera en cada campo es el punto de encuentro y en ellas, se sintetizan las historias. Allí el director, a quien acompaña en el largo recorrido el portero de la escuela, Darío, hace la entrega de los bolsones de comida, con alimentos secos que provee el Estado y «en esta oportunidad, voy a incluirles golosinas y chocolates», confiesa Ricardo a Télam, como si fuera una picardía secreta.
La escuela rural está en Árbol solo, un paraje con escaso números de habitantes en las proximidades, que corresponde al Departamento Chalileo, en el oeste provincial y es el único pueblo de La Pampa que no está incluido en el Censo Nacional como localidad.
Ricardo comenta que en la zona «no es posible armar una huerta.Tuvimos la intención, no solo para poder abastecer en parte la demanda de la escuela sino por la experiencia para los chicos y el aprendizaje, pero por la aridez del suelo, fue imposible».
«En la escuela todos los días hay nuevas experiencias, las que me llevan a experimentar desde la ternura que me provoca el llanto de las pequeñas con sus 5 ó 6 años en los primeras noches en la escuela, extrañando a sus padres, hasta verlos crecer y que me susurren: «`No me quiero ir a casa, prefiero quedarme en la escuela`».
«Ya pasará todo este tiempo triste y duro», dice Ricardo mientras termina de cargar la camioneta con los bolsones y cruza los dedos para que la suerte sea su compañera, en medio del monte pampeano donde los caminos son tan sinuosos como solitarios.
TELAM
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